Capítulo 1: El comienzo de una nueva etapa

Holaa :) Sabemos que hemos tardado demasiado, pero aquí tenemos el capítulo 1. Esperamos que os guste y comentad para hacernos saber vuestra opinión, porque la única que dice algo es Dandelion xD Nada más, ¡que disfrutéis!

1995, 2 de mayo

 

1997, 6 de enero

1999, 8 de septiembre

2005, 18 de junio

Cierro el álbum de golpe. En la tapa se puede leer: "Viveca Feryn". Sí, la niña de las fotos soy yo. ¿Cómo he crecido tan rápido de un año para otro?, es lo que os preguntaréis. Bueno, pues la respuesta es muy sencilla: soy medio humana medio vampira. Mi padre es vampiro desde hace 122 años, y conoció a mi madre aquí en Finlandia, cuando ella tenía 27. Ella se quedó embarazada cuando tenía 32 años y entonces nací yo. Pero casi muere. Yo no crecía al mismo ritmo que los demás bebés. Crecía más cada día y le iba quitando la sangre, porque al ser medio vampira la necesito, al igual que la comida humana.
Pero ellos llegaron antes de que su corazón se parara. Una familia de vampiros se instalaron en mi casa y ayudaron a mi madre. Cuando yo nací ella ya era inmortal.
Mi padre me ha contado esta historia muchas veces, porque me gusta escucharla. La familia de vampiros se llaman los Cullen. Gracias a ellos mamá está viva, así que les agradezco mucho lo que hicieron, sin conocerles. Papá también me ha dicho que había una chica con ellos que es como yo. Me alegro de no ser la única de mi especie.
-Viv, cariño, nos vamos -dice mi madre, con los ojos dorados brillantes.

Está contenta, claro que sí, porque a ella le gusta mucho viajar y conocer territorio nuevo. Meto el álbum en una de las cajas con mis cosas y salgo fuera. Está nevando, como casi todos los días. Papá está arrancando su gran coche blanco, mientras mamá mete el equipaje.

-¿Estás segura de querer conducir? Podemos anclarlo a nuestro coche -me dice mi padre, asomado por la ventanilla.

-Sí, estoy segura.

Guardo las cajas en el maletero de mi Bentley rojo y entro. Lo arranco y le hago un gesto con la mano a mi padre para que salga.

Miro por última vez la casa. Está tan vacía... Aquí fue donde nací, donde crecí y donde aprendí todo lo que sé. Nunca he salido de casa hasta ahora, así que me da un poco de miedo, aunque me han enseñado a conducir y lo tengo más que dominado.

En estos momentos prefiero estar sola, no tengo ganas de hablar ni estar con nadie, así que me pongo la música a máximo volumen y empiezo a cantar la canción "Set Fire To The Rain", de Adele.

Mi padre empieza a acelerar, no nota la velocidad, aunque yo al ser medio humana la noto un poco, así que aprieto el acelerador y me coloco enseguida detrás de él. Nos dirigimos al puerto, donde tenemos anclado nuestro barco. De ahora en adelante, durante un tiempo, viviremos en Canadá, así que tenemos que cruzar el océano Atlántico.

Llegamos en media hora, porque no hay nadie en la carretera salvo nosotros, con este frío glacial que hace.

Metemos los coches abajo del barco, y subimos a bordo. Entro en el camarote, donde hay una encimera (la cocina) y la diminuta nevera, dos pequeños sofás y una mesa en el centro. Es bastante pequeño, aunque muy acojedor. Bajo las escaleras y allí hay una cama, bastante grande, para mí. A la derecha está el cuarto de baño. Todo aquí es pequeño, ya que sólo pasaremos cinco días, y no necesitamos mucho espacio.

Salgo a la cubierta, donde papá se ha preparado para salir del puerto y mamá se ha sentado a su lado. Yo me apoyo en la barandilla, contemplando el mar y los peces de colores, mirando al horizonte. Es la primera vez que veo el mar, aunque mi vida es igual, se ve el principio pero no el final. Así que me preparo para lo que vendrá de aquí en adelante y cierro los ojos, dejando que la fría brisa del mar me roce las mejillas.

                                         Coche de los padres de Viveca

                                         Coche de Viveca